Test Psicológicos CPSUR
Apego Adulto
Bowlby (1973) define la conducta de apego como cualquier forma de conducta que tiene como resultado el que una persona obtenga o retenga la proximidad de otro individuo diferenciado y preferido, que suele concebirse como más fuerte y/o más sabio.
La conducta de apego constituye un sistema conductual organizado que ayuda al ser humano a sobrevivir, con la principal función de mantener la proximidad de un cuidador. La figura de apego sirve como una base segura a partir de la cual el bebé o el niño siente la seguridad necesaria para explorar y dominar su entorno. En muchas ocasiones esa vinculación presenta disfunciones que da lugar a un apego inseguro.
A lo largo de la vida esa necesidad de apego se sigue manteniendo y mientras nuestras primeras figuras de apego son nuestros padres, hermanos, familia, seguimos vinculándonos a lo largo de la vida con amigos, pareja, hijos. Las investigaciones informan que un apego inseguro en la infancia motivado por distintas circunstancias: traumas infantiles, negligencia en el cuidado por parte de las figuras de apego, o cualquier otra alteración que trunque esos primeros años, da lugar a alteraciones en el apego adulto. Cabe destacar que el estilo de apego se puede moldear a lo largo de la vida.
Ansiedad
Los trastornos de ansiedad adoptan muchas formas. Todo el mundo hemos sentido puntualmente preocupación, nerviosismo y miedo asociado a determinadas situaciones. Lo normal es que estas emociones desaparezcan con la situación. En estos casos es adaptativa, nos ayuda a un mejor afrontamiento. El problema es cuando este estado es persistente, intenso o no se asocia a ningún hecho.
La sintomatología es variada, desde preocupaciones constantes, miedos irracionales, fobias, síntomas gástricos, alteración en el apetito y sueño, nerviosismo, obsesiones, hipocondría, etc.
Los trastornos de ansiedad se encuentran dentro del grupo de los llamados trastornos multifactoriales y la interacción genética con estos factores. Cabe destacar que los factores genéticos no son determinantes para padecer ansiedad. Asimismo, otro factor que se encuentra involucrado en estos trastornos es la epigenética. Se ha visto que existen diferentes etapas susceptibles a estas modificaciones provocando cambios epigenéticos. Por ejemplo, estrés prenatal y postnatal e infancia.
Como conclusión, existe un factor de predisposición genética y epigenética en los trastornos de ansiedad, pero también los factores ambientales juegan un papel fundamental en su desarrollo.
¿Tengo buena autoestima?
Cuando escuchamos la palabra autoestima no solo debemos pensar en cómo nos percibimos físicamente, sino más bien en qué concepto tenemos sobre nosotros mismos. La forma en la que nos autopercibimos depende de lo capaces y valiosos que nos sintamos en nuestra vida. Esto es algo importante ya que en función de cómo se vea y sienta una persona consigo misma, se va a relacionar con su entorno.
En la etapa de la infancia y la adolescencia, son muchos los factores que nos van influyendo de manera progresiva y que van modelando la que será nuestra personalidad y, especialmente, nuestra autoestima. Podríamos vernos como si fuéramos una escultura que ha ido esculpiéndose poco a poco, según las experiencias que hemos ido viviendo. La buena noticia, es que siempre podemos hacer un trabajo para modificar nuestra autoestima y empezar a sentirnos mejor con nosotros mismos.
Alimentar una autoestima sana es vital para poder sentir bienestar y felicidad. Asimismo, nos ayuda a encontrar respuestas a las cuestiones que muchas veces llevan al estancamiento y al conformismo, a poder tener relaciones sanas y, por último, a disfrutar de todo aquello que merecemos. Y es que para poder vivir una vida con sentido necesitamos construir una autopercepción sana.
Podemos emprender contigo un viaje hacia tu autoestima para lograr cambios desde tu interior. No olvides que aprender a quererte debería ser el cometido más importante de tu vida.
Depresión (La depresión como trastorno mental más frecuente en España)
Puntualmente todos tenemos días de tristeza, este hecho estaría dentro de lo normal. El problema surge cuando estas emociones se prolongan en el tiempo y de forma exagerada. La depresión actualmente se considera una de las primeras causas de discapacidad y baja laboral. Asimismo, conlleva un gran coste económico y mucho sufrimiento para las personas que lo padecen y sus allegados.
Gracias a años de investigación, se sabe que ciertos medicamentos junto con las psicoterapias son eficaces para aliviar estos padecimientos. Las causas son múltiples, desde factores biológicos, genéticos, personales, sociales, hasta traumas infantiles con secuelas en la vida adulta.
En esta enfermedad tanto el cuerpo como la mente se ven afectados: se pierde el apetito y peso, no se duerme, hay síntomas físicos, aparece ansiedad, pérdida de placer por la vida, etc. Es un estado que, aunque la persona puede contribuir con su actitud, sin embargo, no la puede controlar.
Si su bajo estado de ánimo afecta a todos los aspectos de su vida, dura más de 2 semanas o le hace pensar en el suicidio, debería buscar ayuda profesional. La depresión es una enfermedad tratable y no es normal que aparezca, independientemente de la edad que tenga la persona.
El Síndrome o Complejo HIA: Hostilidad - Ira - Agresión
Los trastornos de ansiedad adoptan muchas formas. Todo el mundo hemos sentido puntualmente preocupación, nerviosismo y miedo asociado a determinadas situaciones. Lo normal es que estas emociones desaparezcan con la situación. En estos casos es adaptativa, nos ayuda a un mejor afrontamiento. El problema es cuando este estado es persistente, intenso o no se asocia a ningún hecho.
La sintomatología es variada, desde preocupaciones constantes, miedos irracionales, fobias, síntomas gástricos, alteración en el apetito y sueño, nerviosismo, obsesiones, hipocondría, etc.
Los trastornos de ansiedad se encuentran dentro del grupo de los llamados trastornos multifactoriales y la interacción genética con estos factores. Cabe destacar que los factores genéticos no son determinantes para padecer ansiedad. Asimismo, otro factor que se encuentra involucrado en estos trastornos es la epigenética. Se ha visto que existen diferentes etapas susceptibles a estas modificaciones provocando cambios epigenéticos. Por ejemplo, estrés prenatal y postnatal e infancia.
Como conclusión, existe un factor de predisposición genética y epigenética en los trastornos de ansiedad, pero también los factores ambientales juegan un papel fundamental en su desarrollo.
La terapia EMDR para niños
Cuando escuchamos la palabra autoestima no solo debemos pensar en cómo nos percibimos físicamente, sino más bien en qué concepto tenemos sobre nosotros mismos. La forma en la que nos autopercibimos depende de lo capaces y valiosos que nos sintamos en nuestra vida. Esto es algo importante ya que en función de cómo se vea y sienta una persona consigo misma, se va a relacionar con su entorno.
En la etapa de la infancia y la adolescencia, son muchos los factores que nos van influyendo de manera progresiva y que van modelando la que será nuestra personalidad y, especialmente, nuestra autoestima. Podríamos vernos como si fuéramos una escultura que ha ido esculpiéndose poco a poco, según las experiencias que hemos ido viviendo. La buena noticia, es que siempre podemos hacer un trabajo para modificar nuestra autoestima y empezar a sentirnos mejor con nosotros mismos.
Alimentar una autoestima sana es vital para poder sentir bienestar y felicidad. Asimismo, nos ayuda a encontrar respuestas a las cuestiones que muchas veces llevan al estancamiento y al conformismo, a poder tener relaciones sanas y, por último, a disfrutar de todo aquello que merecemos. Y es que para poder vivir una vida con sentido necesitamos construir una autopercepción sana.
Podemos emprender contigo un viaje hacia tu autoestima para lograr cambios desde tu interior. No olvides que aprender a quererte debería ser el cometido más importante de tu vida.
Personas altamente sensibles
En mayor o menor medida todos somos sensibles, pero hay un porcentaje de personas que el umbral de la sensibilidad lo tienen más bajo. No se considera un trastorno, pero es verdad que presentan ciertas dificultades en un mundo con menos sensibilidad. Se considera un rasgo innato con determinadas características.
Emocionalmente estas personas son muy receptivas y reactivas, y tienen una gran empatía. Es decir, presentan una forma particular de sentir, pensar, procesar la información y relacionarse. Se considera que un 20% de la población presentan alta sensibilidad. Suelen ser personas muy creativas y bastante susceptibles al estrés, es decir, se estresan con mucha facilidad. Esta susceptibilidad al estrés los lleva, en muchas ocasiones, a evitar encuentros sociales. Suelen fijarse en los detalles sutiles, son sensibles a los ruidos, ropas molestas, olores, presentando fuertes respuestas emocionales. En un 70% suelen ser bastante introvertidos.
Las personas altamente sensibles presentan estas características desde el nacimiento y perduran a lo largo de la existencia del individuo. Son personas muy sentimentales, y a veces puede dar la impresión de cierta falta de regulación emocional, debido a su alta reactividad emocional.
Resiliencia (La resiliencia ingrediente básico para la salud mental)
Nos referimos al concepto “resiliencia” como la capacidad de recuperación que presentan algunas personas después de haber experimentado situaciones extremas o traumáticas, se considera un elemento de adaptación psicosocial y está asociado con la percepción de salud. Una alta capacidad de resiliencia amortigua los efectos negativos de acontecimientos estresantes y pronostica mejor salud general. La resistencia emocional depende de muchos factores. Las investigaciones informan que se puede trabajar e incrementar. La resiliencia no impide que las personas sufran emocionalmente ni tampoco impide los traumas, pero sí es un factor protector para poder salir fortalecido de dichas experiencias y, por ende, un indicador de salud mental.
TASA (Escala de ansiedad por separación para adultos)
Cuando escuchamos la palabra autoestima no solo debemos pensar en cómo nos percibimos físicamente, sino más bien en qué concepto tenemos sobre nosotros mismos. La forma en la que nos autopercibimos depende de lo capaces y valiosos que nos sintamos en nuestra vida. Esto es algo importante ya que en función de cómo se vea y sienta una persona consigo misma, se va a relacionar con su entorno.
En la etapa de la infancia y la adolescencia, son muchos los factores que nos van influyendo de manera progresiva y que van modelando la que será nuestra personalidad y, especialmente, nuestra autoestima. Podríamos vernos como si fuéramos una escultura que ha ido esculpiéndose poco a poco, según las experiencias que hemos ido viviendo. La buena noticia, es que siempre podemos hacer un trabajo para modificar nuestra autoestima y empezar a sentirnos mejor con nosotros mismos.
Alimentar una autoestima sana es vital para poder sentir bienestar y felicidad. Asimismo, nos ayuda a encontrar respuestas a las cuestiones que muchas veces llevan al estancamiento y al conformismo, a poder tener relaciones sanas y, por último, a disfrutar de todo aquello que merecemos. Y es que para poder vivir una vida con sentido necesitamos construir una autopercepción sana.
Podemos emprender contigo un viaje hacia tu autoestima para lograr cambios desde tu interior. No olvides que aprender a quererte debería ser el cometido más importante de tu vida.
Trauma infantil (Impacto de las experiencias adversas infantiles en la vida adulta)
Las personas que han tenido infancias con traumas, negligencia, abandonos, pérdidas significativas son más vulnerables a desarrollar conductas disfuncionales y otras dificultades adaptativas, así como un estilo de apego adulto inseguro. La teoría del apego de Bowlby (1973) afirma que los individuos aprenden a regular sus sentimientos durante los primeros años de vida interaccionando con sus figuras de apego o cuidadores principales. A partir de estas primeras interacciones forman modelos de relación para posteriormente establecer apegos con otras personas significativas. Patrones alterados, por distintas razones, en estos primeros vínculos, podrían explicar la presencia de un estilo de apego adulto inseguro, así como otras conductas adultas disfuncionales. Cabe destacar la contribución de múltiples factores, tanto personales, ambientales y biológicos. Es decir, el impacto emocional de una experiencia traumática depende de muchos factores.